En odontología muchos de nuestros pacientes
tienen verdadero pánico al dentista.
Nada más
pensar en sentarse en el sillón y abrir la boca, se les acelera el pulso y
sienten que no son capaces de soportar ni una simple revisión. Estos pacientes lo
pasan realmente mal y este miedo hace que muchas veces su boca sufra un estado
de dejadez importante. Ellos saben que están mal, pero sentarse en el sillón
del dentista les supera. Mientras no duele, van aguantando hasta que un día
aparece un dolor insoportable y acuden medio avergonzados medio temerosos por
la actuación que vayan a necesitar.
Lo más importante para revertir esta
situación y poder acudir al dentista sin pasar tres noches en vela, es la confianza en el profesional. No todos los
pacientes son iguales y no todos los profesionales somos iguales. Hay pacientes
que no tienen problema en tratarse con un profesional u otro, pero hay
pacientes que necesitan esa confianza plena en la persona que les trata.
Mi consejo primero es encontrar
al profesional que a usted le trasmita la confianza necesaria
para tratarse. Es fundamental. Si usted necesita tiempo, una forma de hablar,
una tranquilidad, es imprescindible que la encuentre, puesto que la mayoría de
las citas al dentista van a ser revisiones o tratamientos sin trascendencia, de
corta duración.
Para aquellos tratamientos de mayor
envergadura, o que supongan un desgaste emocional importante (ya sea una
limpieza o una cirugía compleja) podemos hacer uso de la sedación
consciente.
- Disminuir el estado de alerta y ansiedad del paciente frente el procedimiento, mejorando su comodidad y bienestar durante el mismo.
- Disminuir de forma controlada el estado de consciencia. Conseguimos una situación parecida a un estado de sueño para conseguir que el procedimiento se haga llevadero (mayor comodidad en la postura, menor percepción de ruidos, sensación de relax, etc.)
- Conseguir cierto grado de amnesia parcial, es decir, olvidará gran parte del tiempo que esté sometiéndose a la intervención, así como algunos detalles de la misma.
- En todo momento usted estará en condiciones de colaborar, es decir, podrá abrir y cerrar la boca o cualquier otra orden que le indique su cirujano.
- Conservará sus funciones básicas intactas: respirará con normalidad, podrá moverse si lo necesita, etc.
Durante todo el procedimiento el
Anestesiólogo vigilará y cuidará su estado empleando la supervisión clínica
directa y la monitorización (ritmo cardiaco, tensión arterial y oxigenación
sanguínea).
Ante procedimientos quirúrgicos de larga
duración, suelo aconsejar la sedación consciente, porque, aunque el paciente
sea tranquilo y no lo precise, es mejor ahorrarse el recuerdo de la
intervención.
Hoy en día, es una herramienta de gran
utilidad que facilita el acceso a tratamientos complejos a muchos de nuestros
pacientes.
Aquí tenéis un video testimonio de Emilio, un paciente al que tengo un especial aprecio. Lo ha pasado realmente mal a lo largo de su vida en el dentista, y fue hace ya unos años cuando lo tratamos en la clinica (el video tiene los logos antiguos). Desde entonces acude regularmente a sus revisiones, ¡a pesar de que vive en Cuba! Siempre con respeto, pero viene alegre y confiado. Para mi es una especial satisfacción a nivel personal y profesional haber podido ayudar a Emilio a mejorar su salud general.
Texto: Dra. Alejandra Fatou.
Fotos: Cedidas por Dental Fatou.
Fotos: Cedidas por Dental Fatou.
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